Días soleados
Mis amigos mueren en días soleados frente a la costa más oriental del Mediterráneo; organizamos una fiesta blanca en la que lucen farolillos de papel y bailamos alrededor de la noche bebiendo martini seco y recordando a nuestro querido difunto hasta que caemos borrachos hasta que amanece hasta que al amaneceralguien vuelve a morir. Mis amigos mueren; llegamos a pensar un poco en ellos cuando despertamos los sábados: qué buenos eran, cuánto les queríamos, por qué coño se han ido y qué vamos a hacer con la cantidad de vida que les quedaba por desenvolver. Pero el día es tan maravilloso que no podemos dejar de bajar a la playa. Mientras nos bañamos completamente desnudo alguien vuelve a morir. Mis amigos mueren; su muerte les recuerda a los poetas del grupo, siempre tan orientales, a la caída de las flores del almendro, que destapa un perfume acaramelado capaz de alegrar cualquier habitación, por oscura que sea, en la que sin darnos cuenta alguien vuelve a morir. Mis amigos mueren; suena ...