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Mostrando entradas de enero, 2009

Días soleados

Mis amigos mueren en días soleados frente a la costa más oriental del Mediterráneo; organizamos una fiesta blanca en la que lucen farolillos de papel y bailamos alrededor de la noche bebiendo martini seco y recordando a nuestro querido difunto hasta que caemos borrachos hasta que amanece hasta que al amaneceralguien vuelve a morir. Mis amigos mueren; llegamos a pensar un poco en ellos cuando despertamos los sábados: qué buenos eran, cuánto les queríamos, por qué coño se han ido y qué vamos a hacer con la cantidad de vida que les quedaba por desenvolver. Pero el día es tan maravilloso que no podemos dejar de bajar a la playa. Mientras nos bañamos completamente desnudo alguien vuelve a morir. Mis amigos mueren; su muerte les recuerda a los poetas del grupo, siempre tan orientales, a la caída de las flores del almendro, que destapa un perfume acaramelado capaz de alegrar cualquier habitación, por oscura que sea, en la que sin darnos cuenta alguien vuelve a morir. Mis amigos mueren; suena ...

Sin plomo de noventa y ocho

Se encontraron en aquella gasolinera abandonada junto a la carretera abandonada junto al cañón, más bien frente al cañón junto a los cien metros de caída vertical. Como en Thelma y Louise, susurró ella en sonrisa de pena de muerte, los dedos rizándole la nuca; como Bonnie and Clyde, pensó él mientras se quitaban la ropa en corazonadas mientras se follaban a destierro sobre el capó de un Mustang mientras se arrancaban la piel en el polvo de la piel del desierto. Después del sudor sonrieron, sabiendo que si esto hubiera sido una historia de amor ya hubieran mordido el final perfecto, y comenzaron a enumerarse las cicatrices, sus intermitentes amores de fogueo. Ella: asalto a mano descubierta a la comisaría del último pueblo el comisario en calzoncillos se cagaron dos oficiales se callaron las taquígrafas dejar las paredes de rojo sangrante dejar todavía una bala en la recámara y salir silbando una canción que no era de amor ni todo lo contrario en la radio de un coche patrulla. Él: corru...